Hace unas semanas y con ayuda de nuestras familias, empezamos a conocer frutas y verduras con y sin hueso. Tras jugar a clasificar, dibujar, traer diferentes tipos de huesos a la escuela y contar todo lo aprendido a nuestros compañeros, hemos leído manuales de huertos ecológicos y botánica para saber cómo se pueden plantar dichos huesos.
En primer lugar, hemos observado cada hueso de cerca para ver qué características tienen. Su forma y tamaño son muy diferentes, los hay tan pequeños que hemos necesitado una lupa para apreciar los detalles, y tan grandes que los podíamos sostener con ambas manos. En cuanto a la forma, algunos son redondos, otros alargados, e incluso ovalados. También hemos notado que algunos tienen textura lisa y suave y otros rugosa.
Posteriormente, hemos recorrido la escuela con la intención de encontrar una zona fértil donde poder instalar nuestro huerto. Para ello, nos hemos fijado en qué zonas crecen plantas y árboles y, sobre todo, dónde había árboles frutales. Hemos decidido que la porchada no es una opción ya que no hay espacio, ni tampoco lo es el jardín de secundaria puesto que lo podemos pisar sin querer cuando vamos a comer. Por eso, creemos que el lugar idóneo es el jardín de Infantil, porque es nuestro jardín y lo cuidaremos mejor, además hay otros árboles que le harán compañía.
Por último, hemos aprendido cómo plantar cada hueso. No todos necesitan las mismas condiciones para crecer ni lo harán a la misma velocidad. Nos hemos dividido en grupos, hemos envuelto los huesos en una servilleta húmeda y lo hemos colocado todo dentro de un recipiente transparente para poder ver la evolución. Esperamos ver resultados pronto.
Alumnos/as 5 años.